Sesgos cognitivos que sabotean tu vida (y cómo detectarlos)

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Cada día tomamos miles de decisiones, desde las más triviales hasta las que pueden cambiar el rumbo de nuestra vida. Pero ¿qué pasaría si te dijera que muchas de esas decisiones están influenciadas por errores sistemáticos de pensamiento? Los sesgos cognitivos son atajos mentales que nuestro cerebro utiliza para procesar información rápidamente, pero que a menudo nos llevan a conclusiones equivocadas, nos generan malestar emocional y sabotean nuestro bienestar sin que nos demos cuenta.

¿Qué son los sesgos cognitivos y por qué aparecen?

Los sesgos cognitivos son patrones de pensamiento que distorsionan la forma en que interpretamos la realidad. Nuestro cerebro recibe constantemente una cantidad abrumadora de información y, para no colapsar, recurre a estos atajos mentales que le permiten tomar decisiones rápidas. El problema surge cuando estos atajos nos alejan de la objetividad y nos hacen interpretar situaciones de forma parcial o errónea.

Estos sesgos son universales, todos los tenemos, y evolucionaron como mecanismos de supervivencia. Sin embargo, en el contexto de la vida moderna, pueden generarnos problemas en nuestras relaciones, en el trabajo, en nuestra autoestima y en nuestra salud mental.

Según investigaciones recogidas por la Asociación Americana de Psicología, los sesgos cognitivos están en la raíz de muchos problemas emocionales, desde la ansiedad hasta la depresión, pasando por conflictos interpersonales y decisiones vitales poco acertadas.

Los sesgos cognitivos más comunes que afectan tu día a día

Existen decenas de sesgos cognitivos documentados, pero algunos son especialmente frecuentes y tienen un impacto directo en tu bienestar emocional:

Sesgo de confirmación

Es la tendencia a buscar, interpretar y recordar información que confirma nuestras creencias previas, ignorando todo aquello que las contradice. Si crees que «nadie te valora», tu cerebro se centrará en cada gesto que confirme esa idea e ignorará todas las muestras de aprecio que recibes. Este sesgo alimenta pensamientos negativos recurrentes y dificulta ver la realidad de forma equilibrada.

Catastrofismo

Imaginar el peor escenario posible ante cualquier situación. Un mensaje sin respuesta se convierte en «me odia», un dolor de cabeza en «tengo algo grave», un error laboral en «me van a despedir». Los sesgos cognitivos como el catastrofismo son especialmente frecuentes en personas con ansiedad, generando un estado constante de alerta y malestar.

Pensamiento dicotómico

Ver las cosas en blanco o negro, todo o nada, sin matices. O eres perfecto o eres un fracaso. O tu pareja es maravillosa o es horrible. Este tipo de pensamiento rígido genera frustración, decepción constante y dificultades para aceptar la complejidad natural de la vida y las relaciones.

Generalización excesiva

Tomar una experiencia negativa aislada y convertirla en una regla universal. «Siempre me sale todo mal», «nadie me quiere», «nunca consigo lo que me propongo». Este sesgo cognitivo distorsiona tu autopercepción y alimenta la desesperanza.

Lectura de mente

Asumir que sabes lo que otros piensan o sienten sin tener evidencias reales. «Seguro que piensa que soy tonto», «sé que le caigo mal». Esta tendencia genera conflictos innecesarios y mina la confianza en las relaciones.

Filtro mental

Focalizarte únicamente en los aspectos negativos de una situación, ignorando todo lo positivo. Recibes diez comentarios positivos y uno negativo, y solo puedes pensar en ese último. Los sesgos cognitivos de este tipo pueden convertir logros en fracasos percibidos y generar insatisfacción crónica.
Sesgos cognitivos

Cómo los sesgos cognitivos sabotean tu bienestar

Estos patrones de pensamiento distorsionado no son inofensivos. Cuando se vuelven automáticos y persistentes, pueden tener consecuencias serias en tu vida:

Alimentan y mantienen la ansiedad, ya que tu mente anticipa constantemente peligros inexistentes o exagerados. Contribuyen a la depresión, reforzando pensamientos de inutilidad, desesperanza y falta de valor personal. Generan conflictos en tus relaciones, porque malinterpretas intenciones, te anticipas a rechazos o respondes desde suposiciones erróneas. Limitan tu crecimiento personal, impidiéndote ver oportunidades, aprender de errores o tomar riesgos saludables. Y afectan tu autoestima, construyendo una imagen distorsionada de ti mismo basada en interpretaciones sesgadas de tu experiencia.

El mayor problema de los sesgos cognitivos es que son automáticos e invisibles. Sentimos que simplemente estamos «viendo la realidad como es», cuando en verdad estamos viendo una versión filtrada y distorsionada por nuestros patrones mentales.

Cómo detectar tus propios sesgos cognitivos

El primer paso para liberarte de estos patrones es aprender a identificarlos. Aquí tienes algunas estrategias prácticas:

Cuestiona tus pensamientos automáticos. Cuando tengas un pensamiento que te genere malestar, pregúntate: ¿tengo evidencias reales de que esto es cierto? ¿Estoy interpretando o estoy viendo hechos? ¿Qué otras explicaciones podrían existir?
Busca evidencia contraria. Si piensas «siempre fracaso», haz una lista de ocasiones en las que tuviste éxito. Obligar a tu cerebro a buscar información que contradiga el sesgo te ayuda a equilibrar la perspectiva.

Presta atención al lenguaje absoluto. Palabras como «siempre», «nunca», «todos», «nadie» suelen ser indicadores de que estás generalizando en exceso

Comparte tus interpretaciones con alguien de confianza. A veces, una perspectiva externa puede ayudarte a ver sesgos que tú no detectas.

Lleva un registro de situaciones y pensamientos. Anotar qué pensaste, qué sentiste y qué pasó realmente te permite identificar patrones recurrentes de distorsión.

Cuando los sesgos cognitivos requieren ayuda profesional

Reconocer estos patrones es el primer paso, pero cambiarlos requiere práctica, paciencia y, en muchos casos, acompañamiento profesional. Si sientes que tus pensamientos te generan malestar constante, limitan tu vida o afectan significativamente tu estado de ánimo y tus relaciones, trabajar con un psicólogo puede marcar una gran diferencia.

En Segura Psicólogos, trabajamos específicamente con los sesgos cognitivos desde terapias basadas en evidencia científica, como la terapia cognitivo-conductual. Este enfoque te ayuda a identificar tus patrones de pensamiento distorsionado, cuestionar su validez y desarrollar formas más flexibles y realistas de interpretar tu experiencia.

Muchas personas que acuden a terapia por ansiedad, depresión o problemas de autoestima descubren que, en el fondo, los sesgos cognitivos están alimentando gran parte de su malestar. Aprender a detectarlos y modificarlos no solo alivia síntomas, sino que te proporciona herramientas que transforman tu forma de relacionarte contigo mismo y con el mundo.

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Elisa Perea Suárez
Soy Elisa Perea, psicóloga sanitaria. Estoy especializada en terapia con adolescentes, adultos y adultos mayores.